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La cureta tiene una forma similar a una cuchara con un borde afilado o una punta afilada en un extremo.
Existen diferentes tipos de curetas, algunas con bordes más curvados para adaptarse a distintas áreas de la piel y otras con formas específicas para procedimientos más precisos.
El proceso de eliminación de lesiones con una cureta generalmente implica los siguientes pasos:
Anestesia local: Antes del procedimiento, se aplica una anestesia local en el área donde se realizará la extracción.
Eliminación: El dermatólogo utiliza la cureta para raspar o excavar la lesión de la piel. El borde afilado o la punta permiten cortar y extraer la lesión.
Hemostasia: Si es necesario, se realiza hemostasia (detener el sangrado) utilizando técnicas como la cauterización o suturas.
Cuidado posterior: Se puede aplicar un apósito o un vendaje en el área tratada, y se proporcionan instrucciones para el cuidado posterior en casa.
Curetas estériles listas para usar que, al ser desechables, eliminan las operaciones de reafilado y esterilización propias de las reutilizables.